sábado, 3 de abril de 2010

El decir no

Miro hacia atrás buscando el momento en que se jodió el Perú para mí y veo con extrañeza que no necesariamente fue hace 9 meses o 84, sino muchos años antes de eso, hartos en verdad. Ahora que lo reflexiono bien fue en setiembre de 1998, cuando escuché por primera vez que alguien me decía que era una muy buena persona y que si no cambiaba ello iba a sufrir muchísimo el resto de mi vida.
Una amiga y yo caminábamos rumbo a su casa luego de terminar nuestro curso de informática y dejar lo que por entonces era la sede primaria del Buen Pastor –hoy Universidad Sedes Sapientiae. “Eres un chico muy tierno”, recuerdo que me comentó en medio del parque de la Luna. “Tu problema es que nunca puedes decir no… y tienes que aprender a negarte, porque si no lo haces mucha gente va a pasarte por encima y vas a sufrir mucho”. Razón tendría cuando me lo dijo, pues meses más tarde no pude mover ni mi cabeza de un lado a otro cuando me pidió darle un beso y, días después, cuando terminó conmigo.
Tengo entendido que hay dos aspectos que definen el altruismo: la simpatía y el compromiso. El primero se apoya sobre valores de bondad y caridad, es decir, sobre un acto que se sabe va a beneficiar más a otro que a sí mismo, implicando un sacrificio personal. El compromiso, en tanto, se inscribe en una ética de la responsabilidad.
Supongo que ese ha sido mi problema desde que tengo razón. Casi siempre hago las cosas pensando en el resto, en lo que les puede hacer feliz y me olvido de lo que yo quiero. No puedo decir no si me piden algo, si me piden ayuda, si se esfuerzan… si me pagan con una sonrisa, me voy al cielo… si me dicen que soy “lo máximo”, al infinito. Pero ser buena gente es, aparentemente, como en el fondo me había dicho mi ex: una mierda, pues no todos se merecen ser tratados con cariño o respeto, pues el gentío tiende a relacionar caballerosidad con debilidad y facilidad para sacarle el jugo a alguien que puede dar mucho hasta hacerse daño.
Laboralmente me he llenado de chamba por ello, cuando es tan simple, debería de serlo, decir “no”. Sentimentalmente, cuantas veces he estado detrás de personas a las que he ayudado a salir de problemas grandiosos y, sobre el final, apenas pude ser reemplazado por una autoestima alta u otro amigo cercano, chau bacalao. “Siempre me voy a acordar de ti”, he escuchado hasta el cansancio en mi existencia que entiendo perfectamente que lugar en la otra persona ocupará en unos días o meses esa frase: el olvido. En otras oportunidades, ni siquiera “chévere, ahí te ves”. ¿Cómo fue que me volví tan idiota desde tan chico? Azu, esa es otra historia (y ya no creo que me aguanten tantas introspecciones).
Lo cierto es que ser romántico en una época como esta es super jodido. Pienso de pronto que tantos problemas se hubieran evitado si hubiera hecho caso… pero bueno, uno es lo que es gracias a las decisiones que toma, acertadas u equivocadas. Pa’ adelante nomás. El truco, ahora sé, es asegurarse que quien recibe el favor valga oro. ¿Cómo hacer eso? Mucha experiencia, no queda otra. Gracias al cielo, golpe avisa.

Maestra vida - Rubén Blades

2 comentarios:

  1. A mí también me han dicho eso de que cambie o la vida me va a hacer mierda, y lo hice. Pero luego te das cuenta que no está mal. Yo lo veo ahora todo diferente fácil te suena quemado pero es mi forma de verlo x]. Si yo envío lo mejor de mí al mundo, algún día vendrá todo eso que di, tal vez no exactamente, pero de otra manera y poco a poco siento que me junto con personas mejores, creo que mis pensamientos van más allá. jaja fácil te estoy hablando rocas. El mensaje de toda esta mierda que he escrito es que no dejes de ser bueno, porque va a ser recompensado .)

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  2. Sí, en efecto, esa es la idea... pero a veces cansa... la idea es seguir y aprender de todo.

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